2016

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domingo, 12 de abril de 2015

Crónicas de Espanha

El Orquín se exhibe en Múrcia


Foto: G.D. Orquín


Dominio absoluto del Grupo Deportivo Orquín en la resolución este domingo de la Vuelta a Murcia Máster, competición que se ha disputado a lo largo de este fin de semana en Jumilla, dividida en una primera etapa con dos sectores y una segunda con final en alto. Los corredores del conjunto madrileño han copado el podio final, con victoria para José Manuel Moreno por delante de Juan Carlos Fernández y de Felipe Peces.
Los tres han llegado con una cómoda ventaja al desenlace de la segunda etapa, aventajando en 35 segundos a sus inmediatos perseguidores. Felipe Peces se ha apuntado el triunfo parcial con el benéplacito de sus dos compañeros.
En el primer sector de la primera etapa, Miguel Ángel Plaza (Nutrifitness) sorprendía al pelotón apuntándose la victoira con una ligera ventaja sobre los sprinters. Ya por la tarde, José Manuel Moreno (Orquín) sentaba las bases de su éxito ganando la crono por delante de José Alberto Olaya y de José Manuel Díaz.



Crónica del Trofeo Villa de Frómista
Primer paso por meta de la escapada. Foto: Natalia Páez


Apenas 14 horas después de terminar la carrera del día anterior en Villalpando, gran parte del pelotón se vio de nuevo las caras en la localidad palentina de Frómista para disputar el clásico Trofeo Ciclista Villa de Frómista. El trazado de esta prueba es bastante selectivo, a pesar de la ausencia de viento, las dos subidas de la prueba, con el mítico Magú, permiten que los más fuertes marquen la diferencia.
Además de la baja intensidad del viento, otra de las diferencias respecto a otros años fue la temperatura. Con el frío que hemos pasado por aquellas carreteras, este año la temperatura fue muy agradable. A pesar de todo el pelotón era bastante modesto en cuanto a número, algo más de un centenar de corredores, no así en cuanto a nombres: Busto, Pispajo, Turégano, Treceño, Alberto Sánchez, Miguelín, Casabal, Bajo, Garmendia, de Vicente, etc.
Salida algo extraña, ya en la neutralizada me llamó la atención que me había quedado sólo a rueda del coche que comanda el pelotón, cuando normalmente cuesta mantener esa posición. Se da la salida lanzada y algún corredor hace un tímido intento de aumentar el ritmo. Es Germán Gil (Más Madera), con el codo lastimado por la caída sufrida ayer en Villalpando, quien aumentó el ritmo cerrando cuneta por la derecha. Algún corredor debió abrirse y delante nos quedamos unos cuatro: el citado Germán, Luis (Loterías Nº2 de Astorga), un Mola y yo (Jesús Ángel – Universidad de Valladolid).
Fui Luis el que rápidamente se dió cuenta del corte y animó el cotarro. Rápidamente nos pusimos de acuerdo y abrimos algo de hueco. Del pelotón se sumaron más unidades, con el siempre atento Miguelín, Negrete (ya recuperado de la lesión muscular sufrida este invierno) y alguno más. Seríamos unos ocho los que comenzamos con ventaja la primera subida de la jornada donde Miguelín marcó el ritmo marchándose en solitario con otro corredor.
Por detrás Antonio Martín “Pispajo” (Rock Sierra) arrancaba la moto y arrastraba a otros siete corredores entre los que estaban casi todos los gallos. La distancia de los escapados en el páramo respecto al pelotón aún era reducida, lo que aprovechó Antón (Loterías Nº2 de Astorga) para arrancar con fuerza del grupo y alcanzar a la cabeza de carrera que quedaba compuesta por 17 corredores. Busto (Zona Bike), Antón y Luis (Loterías Nº2 de Astorga), Negrete (Mola), Garmendia (GNG Galdakao), Bajo (Spiuk), Germán, Miguelín, Ramón y Alberto (Más Madera), Pispajo (Rock Sierra), Casabal (Ciclos Gamen), Treceño (Goerna), varios corredores más que no he podido identificar y yo mismo.
El entendimiento en el grupo para abrir hueco era bastante bueno, con la mayoría de los escapados colaborando para abrir hueco. No me duelen prendas en reconocer que yo me aproveché de los compañeros de escapada. Con las piernas tocadas del día anterior, tenía que guardar todo lo posible para pasar las subidas y tener alguna remotísima opción en el final. Otras muchas ocasiones ha sucedido al revés, y he trabajado en favor de compañeros de equipo, pero este año voy por libre y alguna ventaja tiene que tener.
El ligero viento y la vigilancia entre los más fuertes de la escapada permitieron a los más débiles seguir la estela de la cabeza de carrera. En cada repecho temía que Pispajo, uno de los corredores más listos de la categoría, “pasase la escoba” para limpiar la paja, pero la falta de continuidad nos dio margen para seguir en la pomada. Lo cierto es que la carrera se hizo muy cómoda, ni punto de comparación con el día anterior. Sorprende ver la facilidad con la que ruedan muchos de los “capos”, alguno incluso se marcó el detalle de ¡orinar en marcha! Alberto sufrió un pinchazo, pero la presencia del coche de equipo y la ayuda de Ramón y un enorme Germán, le permitió reintegrarse rápidamente en la escapada.
La segunda subida a Santoyo se hizo a un ritmo que se puede calificar como moderado. Fue en el páramo donde los hombres del Más Madera comenzaron a atacar aprovechando su superioridad numérica. Fue Alberto el que abrió el fuego, marchándose en solitario. El resto de escapados no se puso nervioso y mantuvo al vallisoletano a una distancia prudencial. En el momento en el que Alberto era neutralizado Pispajo aprovechó para lanzar un contraataque, que provocó un corte de unos cinco corredores entre los cuales se filtró Miguelín, Busto, Casabal y otro corredor, mientras Alberto sufría a cola para mantenerse a la estela tras el sobreesfuerzo realizado.
La falta de entendimiento del quinteto cabecero, unido al empuje del grupo de escapados, hizo que se produjera la neutralización justo antes de afrontar el primero de los dos descensos previos al Magú. El grupo siguió compacto camino de la última subida del día, con la ausencia de Germán, que había atacado siguiendo en mi opinión una  estrategia para salvaguardar las energías de sus tres compañeros de equipo. Tampoco en esta ocasión se puso nervioso el grupo, al que no parecía inquietarle la fuga de un corredor en solitario, más aún con el viento de cara.
En esa configuración llegamos a la subida al Magú, donde Antón marcó el ritmo de ascensión hasta que se lanzó el sprint por el premio de la montaña. Para los que aguantamos a duras penas ese pequeño sprint fue la puntilla. Luis primero, Antón después y Germán y yo en último lugar perdimos contacto con el grupo, que continuaba rodando fuerte debido a los ataques que se producían en cabeza. De nuevo un parón junto con la llegada de Antón, que se recuperó del mal momento pasado unos segundos antes y llegó como un misil tierra – tierra, nos permitió llegar de nuevo hasta la cabeza de carrera.
Ya había pasado lo peor, o eso pensaba yo, porque en el tramo de carretera nacional los ataques y las alternativas en la cabeza se sucedían. Como siempre las diversas tácticas de cara a meta son interpretables, y sólo cada corredor sabe como están sus piernas. Sorprende que el Más Madera no aprovechase su superioridad numérica, además no con cualquiera, sino con cuatro corredores que saben lo que es ganar carreras, pero las fuerzas no siempre acompañan y a veces también se falla en la rueda a seguir. Para estos casos recomiendo echar un vistazo al artículo “Cómo afrontar una llegada en superioridad:-)
Como convidado de piedra, me limitaba a observar la vigilancia entre los escapados y bastante tenía con aguantar sus arreones mientras nos acercábamos a la meta. Finalmente Germán, que había arrancado por n-ésima vez, fue alcanzado por Busto y Treceño, si no me falla la memoria. Detrás arrancó un corredor delante de mi y me la jugué saliendo a su rueda. Unos pocos agónicos relevos más tarde estábamos en cabeza de carrera un grupo de siete unidades: Treceño, Casabal, Busto, Germán, Antón, el corredor que saltó delante de mi y yo mismo. Rápidos relevos para abrir un poco de hueco y nueva estrategia de cara al sprint.
Hay que equivocarse muchas veces para acertar, y los que no tenemos mucha experiencia en estas lides tenemos que tener mucha suerte o muchas piernas para poder culminar con éxito una llegada de estas características. En mi caso no tuve ni una ni otra. Treceño fue el primero en intentarlo desde lejos, tras ser neutralizado vi que Casabal arrancaba delante de mi y fui detrás. Todavía quedaba mucho hasta la meta y cuando Teo se paró yo no pude continuar, siendo rebasado a toda pastilla por Busto, que venció con mucha claridad sobre Treceño y Antón.


Mucha velocidad y montoneras en la carrera de Villalpando
Podium Villalpando. Foto: Loterías Nº2 Astorga


El viento no sopló este año en las llanuras de Villalpando y eso deparó una carrera muy diferente a las anteriores ediciones. El trazado completamente llano permitió que el pelotón se mantuviera compacto durante toda la carrera, lo que unido a la gran velocidad a la que se rodaba (la prueba terminó con 44,2 km/h de velocidad media) provocase mucha tensión y varias caídas de gravedad. El peor parado fue el corredor arandino del Más Madera – Floor Step Juan Carlos Miranda, quien tuvo que ser evacuado en helicóptero con un fuerte golpe en la cabeza y varias costillas fracturadas, con posible afectación del pulmón. Miranda se recupera en la UVI del hospital de Zamora. Desde aquí le enviamos mucho ánimo a este gran compañero, siempre transmitiendo energía positiva con su buen humor.
Aproximadamente 120 corredores se dieron cita en la Plaza Mayor de Villapando para tomar la salida en la IV edición del Trofeo Máster Tierra de Campos. Mucho tiempo de espera en las inscripciones, que se hicieron al modo “vintage”, con lápiz y papel. La razón esgrimida por árbitros y organizadores es que unos corredores se habían preinscrito a través de la web de la Federación mientras otros lo habían hecho escribiendo al email del club. Digo yo que por lo menos podrían haber aprovechado la mitad de las inscripciones, pero bueno…
Con algo de retraso finalmente tomamos la salida para dar una vuelta neutralizada por las calles del pueblo para que los lugareños pudieran ver el paso del pelotón a una velocidad que permita fijarse en los corredores y sus bicis de “por lo menos 50.000 pelas” :-).
La salida lanzada en el cartel de fin de población supuso el arranque de los motores para poner velocidad de crucero (45 km/h) que se mantuvo durante gran parte de la prueba. Tradicionalmente en este primer tramo de carrera ya suele haber algún intento de abanico por parte de los equipos con más representación, sin embargo la ausencia de viento hizo que nadie lo intentase. Ningún equipo quiso asumir el mando de la carrera, lo que hizo que esta fuera un poco loca.
Pasamos sin novedad por Villamayor y Castroverde, donde la carretera estaba algo deteriorada y había que sujetar bien el manillar y controlar los botes de la bici. Finalizó la tortura con el giro en Villanueva, donde entramos en una nacional muy ancha y con asfalto perfecto. Sin embargo, paradójicamente fue allí donde se produjo la primera caída de la jornada de la que tengo constancia. Creo que el que se fue al suelo fue Zigor Ceballos (GNG Galdakao), que rodaba en posiciones delanteras y que milagrosamente fue sorteado por el resto del pelotón.
La carrera siguió a mil por hora hasta Villalpando, donde estaba situada la meta volante. Varios corredores intentaron llegar en solitario, pero el ritmo del gran grupo hacía inútil cualquier intento de fuga en solitario. Un corredor del Garaje Paco estuvo a punto de lograrlo, pero fue engullido por la cabeza de pelotón a la entrada del pueblo. Sprint “masivo” por la meta volante que fue para el corredor del HyD Juanjo Moyano, quien más tarde se vería afectado por una caída debiendo ser evacuado en ambulancia hasta el Hospital de Benavente donde por suerte descartaron lesiones de gravedad quedando todo en “chapa y pintura”.
El grupo siguió con la misma tónica hacia Cañizo. La velocidad y los kilómetros ya iban haciendo mella en las piernas, y los “capos” de la carrera se dejaban ver por la cabeza de carrera sabedores de que en cualquier momento podía formarse algún corte. Era curioso ver como era vigilado Joxean “Expreso de Irún” Larrea, el pelotón ponía tiesas las orejas cada vez que el corredor del Goerna se dejaba ver por la cabeza de carrera. Los corredores del Más Madera también estaban muy activos, aprovechando su superioridad numérica y gran estado de forma de muchos de sus integrantes, se relevaban en los intentos de escapada, especialmente batallador estuvo Germán Gil.
En la tercera parte de la carrera es donde se produjeron las caídas más numerosas de la carrera. Cuando se rueda a casi 50 km por hora la concentración debe ser máxima, cualquier pequeño bandazo se transmite hacia atrás amplificado, y con tanta gente el afilador está garantizado, los de detrás no tienen tiempo de reaccionar y la montonera está cantada. Como me comentó Ramón (Más Madera), “si los profesionales no las pueden esquivar, cómo nos vamos a librar nosotros”.
Los que libraron esta primera caída continuaron la carrera con el susto en el cuerpo. No varió sin embargo la tónica de la carrera, cada vez con más intentos de fuga y pequeños grupos que ya podían mantenerse algunos kilómetros en cabeza.
De nuevo un gran estruendo sorprendió al pelotón. Sin necesidad de ver la caída, la gran velocidad que llevábamos y las posiciones cercanas a la cabeza donde se produjo la caída dejaban claro que el número de corredores afectados era muy alto. Más tarde, ya lavados y cambiados nos enteramos de los detalles y la gravedad de la misma, con el mencionado traslado en helicóptero de Miranda hasta el hospital de Zamora. Las primeras noticias eran imprecisas, pues parecían restar gravedad a la caída a pesar de lo llamativo del traslado en helicóptero. Parece que la única ambulancia había trasladado a alguno de los afectados de la primera caída, por lo que fue necesario avisar al helicóptero para trasladar al corredor del Más Madera.
Por delante la carrera continuaba, ajena a la gravedad de las lesiones de los caídos. Tres corredores aprovechaban la indecisión del pelotón y se marchaban por delante, se trataba de dos corredores del Getafe y del corredor del Loterías Nº2 de Astorga Diego Fdez. Antón. Por detrás se formaba otro grupo perseguidor de unas 10 unidades con Larrea (Goerna), de Vicente (AC Marriott) y José A. Cavero (Loterías Nº2 de Astorga), que hacía de rémora para defender los intereses de su compañero que rodaba por delante.
El olor de la meta y la cercanía de los fugados, que apenas tenían 10 segundos de ventaja al paso elevado sobre la autovía, encendió los ánimos en lo que quedaba del pelotón. Los escapados cada vez estaban más cerca, lanzando el sprint desde lejos con el aliento del pelotón muy cerca. Sprint masivo con mucha tensión pero sin opciones de alcanzar al trío cabecero, que entró comandado por Antón con los brazos en alto celebrando la victoria.En máster 50 el vencedor fue Juan Marcelino Huerdo (Asturmaster) seguido por Jesús Martín y un corredor del Garaje Paco.En la entrega de los dorsales, mientras se esperaba a que la organización comenzara a devolver las licencias, la tensión sufrida y las montoneras eran el tema principal de conversación. Por desgracia era algo que se preveía, de hecho algunos corredores comentaban al día siguiente en Frómista que habían descartado acudir a la prueba por la previsible ausencia de viento. Por desgracia no fue posible evitar la desgracia, tal vez sea algo inherente a este deporte, tan sufrido y muchas veces tan desagradecido. Sólo nos queda dar ánimos a los caídos y hacer examen de conciencia para evitar que se vuelvan a producir hechos tan lamentables.

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