Crónica del XIV Trofeo Lantadilla Máster
La prueba de Lantadilla es ya una de las clásicas de la categoría, no en vano, con esta ya son catorce las ediciones que se han disputado. Si bien es una prueba con una organización modesta, en un pequeño pueblo de tierra de campos, el pelotón que se da cita año tras año en esta localidad palentina cuenta siempre con muchos de los primeros espadas del pelotón máster. Este año no ha sido una excepción, y en la línea de salida estaban varios ganadores de pruebas esta temporada: Joxean Larrea e Iván Treceño (Goerna – Intrespa), David Busto (Zona Bike), Alberto Sánchez y Miguel Ángel Andrés (Más Madera)… En total casi 90 corredores integraban el pelotón cuando éste tomó la salida.Mañana muy fría en Lantadilla. La mayoría de los corredores venían de competir ayer en Fuencaliente o Ereño, donde también habían pasado bastante frío. A pesar de ello, muchos “valientes” prefirieron no abrigarse demasiado. Estando en tierra de campos hay que hacer caso del saber popular, plasmado en refranes como “más vale sudar que estornudar”
El recorrido de la carrera de Lantadilla no tiene grandes dificultades orográficas, el único punto caliente es el repecho de Itero del Castillo, con apenas 200 metros de longitud, pero que se afronta casi de parado. El viento se tomó el día libre y no acudió este año para azotar a los corredores. Así pues, la dificultad de la carrera estribaba en rodar siempre muy atento en cabeza de pelotón, atentos al movimiento de los hombres fuertes y equipos mejor representados.
Cuando no se había completado la mitad de la primera vuelta, saltan del pelotón David Busto (Zona Bike), Iván Treceño (Goerna – Intrespa) y otro corredor que no pude identificar. Más tarde sale en su persecución Germán Gil (Más Madera) y el trío decide esperarle confiando en que de ese modo el Más Madera, de nuevo con muchos corredores en el pelotón, permita la fuga.
Sin embargo los Vallisoletanos no confiaban en las opciones de German antes rivales como Busto y Treceño por lo que, sorprendidos sus hombres más fuertes, comenzaron a tirar para mantener las diferencias con la escapada. Mientras, el resto del pelotón rodaba con relativa comodidad, si no fuera por la lucha continua por mantener una buena posición en el seno del gran grupo.
Transcurrieron así las dos primeras vueltas. El alto de Itero del Castillo estiraba al grupo y obligaba a algunos corredores a hacer un sobreesfuerzo por alcanzar de nuevo al pelotón, que volvía a agruparse y continuaba la persecución.
Al tercer paso por Lantadilla, Busto, sabedor de sus opciones al sprint, decide dejar la fuga y se deja caer hasta el pelotón. Por delante continúan Treceño y Germán, que pasa primero por la Meta Volante. Detrás el pelotón, que ya olía de cerca a su presa, decide tomarse un respiro y jugar con los escapados como un gato lo hace con su presa. Así hasta el último paso por Itero del Castillo, donde la megafonía anunciaba la salida del expreso Lantadilla – Irún, al tiempo que Larrea arrancaba fortísimo del pelotón buscando rematar la gran carrera de su compañero Treceño. Sin embargo, el resto de hombres fuertes aún mantenía sus fuerzas casi intactas, y no permitieron que el corredor del Goerna se marchase. El pelotón se rompió a causa de este acelerón. A diferencia de las vueltas anteriores, en esta ocasión no hubo opción al reagrupamiento, pues el primer grupo puso la directa hasta la línea de meta.
En esta ocasión la línea de meta no estaba situada donde es tradicional, pues el bar cerró sus puertas, y la llegada se situó algo más lejos, cerca del cruce de entrada al pueblo. Había que medir bien las fuerzas para arrancar en el momento justo. El grupo cabecero cruzó el puente sobre el río Pisuerga encabezado por los hombres del Goerna, que apostaron por Sergio para el sprint. Larrea fue el último hombre encargado de lanzar el sprint, algo lejos de la línea de meta. Francisco de Vicente (AC Marriott), muy atento durante toda la etapa, sabía que ese era el momento de dar el golpe de gracia, y arrancó con todas sus fuerzas con la vista puesta en la línea de meta. Detrás Busto y Aritz Usabiaga (Peugeout Etormobil) se afanaban en superar al vallisoletano, que venció el sprint con claridad.
Crónica del II Trofeo Fuencaliente
En una tarde fría y ventosa unos 70 corredores se dieron cita en la localidad soriana de Fuencaliente del Burgo para disputar la segunda edición del Trofeo que lleva el nombre de la localidad. El recorrido, similar al del pasado año, es bastante llano si bien tiene algunas zonas con ligeros repechos que, si se pasan a gran velocidad, suelen hacer bastante daño.
En la línea de salida destacaban sobre todos los corredores del Más Madera, que acudió a la prueba casi al completo. El resto del pelotón estaba compuesto por algunas escuadras con escasa representación como Loterías Nº2 Astorga, Ciclos Gamen, Discobolo, Goerna, Vintage Car Paint, Navaleno, y corredores a título particular. La salida se retrasó casi media hora, al parecer la culpa fue esta vez de la impresora de los jueces, que además estaban esperando a 9 corredores inscritos que no se presentaron.
Una vez dada la salida, el frío se nos pasó rápidamente. El Más Madera tomó la cabeza del pelotón y se puso a tirar, no parecía que tuvieran intención de hacer un abanico, sino que les bastaba con mantener un ritmo vivo. Rápidamente se formó la fuga del día, a la salida de Alcubilla de Avellaneda Miguel Ángel Andrés (Más Madera) aceleró el ritmo y se llevó a cinco corredores a su rueda: sus compañeros Alberto y Josué, Iván Treceño (Goerna), Diego Fdez. (Loterías Nº2 de Astorga) y José Antonio Ayala (Vintage Car Paint).
Aún quedaba la mitad de la primera vuelta y en el pelotón, que estaba muy cerca de los escapados, los intentos de salto eran constantes. Poco a poco, el ritmo constante de los escapados se impuso a las arrancadas y paradas del gran grupo hasta que la escapada se consolidó. El equipo leonés del Loterías Nº2 asumió la responsabilidad de neutralizar la fuga, con ayuda de Teo Casabal y Augusto Medrano (Ciclos Gamen) y de Jesús Ángel (Universidad de Valladolid) con colaboraciones esporádicas de otros corredores como Mario de Dios (Discobolo).
El trabajo en el pelotón estabilizó las diferencias, pero el ritmo del grupo cabecero era bueno y la distancia se reducía con demasiada lentitud. Al poco de comenzar la tercera vuelta los perseguidores echaron cuentas y, tras dar el último arreón, comprobaron que la ecuación “neutralizar la escapada” no tenía solución, así que se retiraron de la cabeza del grupo, ya muy mermado a esas alturas de la carrera.
Comenzó entonces de nuevo la batalla, tanto por delante, en búsqueda de la victoria de etapa, como detrás, para dar un poco de guerra y “jugar” a ciclistas. Delante la superioridad del Más Madera permitió a Alberto marcharse en solitario mientras Miguelín y Josué guardaban fuerzas para el sprint. Al final Miguelín dio otro doblete para el Más Madera, que arrampló con todos los premios: etapa, montaña y metas volantes. Detrás se jugaron las clasificaciones del resto de categorías en un sprint algo caótico.
A destacar los regalos a todos los participantes, la chocolatada y bocadillos del final, perfecta para recuperar fuerzas, y los premios en especie (embutidos, aceites, dulces, Artezana, etc.), que imagino llenan las despensas de los vencedores.
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